Por Pau Vall-Prat
El 1 de junio de 1919 se celebraron elecciones al Congreso de los Diputados. Catalunya se encontraba en ese momento inmersa en una época extremadamente turbulenta a nivel político, económico, social e incluso a nivel de salud pública, como en las últimas elecciones al Parlament de Catalunya, en 2021. La epidemia de gripe (conocida como “gripe española”) de 1918-18 había agravado aún más la inestabilidad política que se arrastraba en Cataluña desde la celebración de la asamblea de parlamentarios de 1917. La pandemia fue una estocada añadida a la crisis económica que había golpeado con especial intensidad al sector industrial catalán después de la I Guerra Mundial.
En aquellos años el sistema electoral imperante era absolutamente diferente al que se aplica actualmente en las elecciones tanto al Congreso como al Parlament de Catalunya. Hasta 1923 los distritos electorales en Catalunya eran uninominales ―excepto en Barcelona ciudad (7 diputados) y en el distrito de Tarragona-Reus-Falset (3)― y se elegía a los diputados a partir de fórmulas mayoritarias. Dichos elementos institucionales ayudan a entender por qué no todos los partidos presentaban candidatos en todos los distritos electorales.
En las elecciones de 1919, la Lliga Regionalista ―dominadora del panorama político en Catalunya durante la década de 1910’― vio como sus rivales le recortaban distancias, en parte como consecuencia de su participación en el primer gobierno de coalición del periodo de la Restauración. La Lliga recibía críticas por sus rivales a ambos flancos del espectro político. Por el flanco autonomista, se la acusaba de ser demasiado tibia, ya que no había conseguido concesiones al autogobierno desde los ministerios. En cambio, desde la vertiente conservadora, se la acusaba de ser demasiado nacionalista.
Los resultados electorales de las elecciones de 1919, por primera vez disponibles aquí a nivel municipal, permiten entender un poco mejor las dinámicas políticas bajo las que se desarrollaron estas elecciones. La Lliga Regionalista, aun perdiendo 6 escaños, consiguió mantener su liderazgo político y revalidó su victoria siendo el partido que obtuvo el mayor número de escaños (14) en Catalunya. Las fuerzas dinásticas no lograron superar los regionalistas pese a presentarse bajo unas siglas comunes ―la recién creada Unión Monárquica Nacionalista― y disponer del apoyo de la maquinaria del Estado, con todo lo que ello implicaba en términos de fraude y coerción electoral (Balcells, Culla y Mir, 1982, pp. 300-301). Finalmente, los republicanos lograron mejorar sus resultados, aunque solo en sus zonas de influencia habituales.
Se pueden encontrar ciertos paralelismos ―y también muchas diferencias― entre las elecciones de 1919 y las del 2021. En ambos casos las elecciones se enfrentaban a un contexto de crisis económica, con las fuerzas catalanistas desgastadas tras un periodo de fuertes luchas para aumentar el autogobierno, en un periodo de polarización política creciente, y con la proximidad de una pandemia de alcance global. Pese a las similitudes, se pueden apuntar diferencias remarcables. El contexto institucional era absolutamente distinto, los niveles de movilización electoral eran mucho menores en 1919, así como la capacidad de incidencia y los objetivos de los partidos no estatales. Por todo esto no se pueden establecer comparaciones directas entre ambas elecciones.
Sin embargo, el hecho de disponer de datos a nivel local de las elecciones que se realizaron a principios de siglo será de mucha ayuda para seguir profundizando en las continuidades políticas que atraviesan la historia. Gracias a mapas como el anterior y al hecho de disponer de datos históricos detallados podremos comenzar a explorar y entender mejor no solo el pasado, sino también el presente.
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Referencias bibliográficas:
Culla i Clarà, J. B., Balcells i González, A., & Mir Curcó, C. (1982). Les eleccions generals a Catalunya de 1901 a 1923. (1 ed.) (Estudis electorals).